
No es posible ser feliz estando en un trabajo que no amamos
“El hombre que no trabaja por amor al trabajo, sino solamente por dinero, no es muy probable que haga dinero, ni que encuentre mucha diversión en su vida” - Charles Schwab.
Hay quienes piensan que el éxito laboral depende 100 % del dinero y los bienes que nos permite adquirir. Sin embargo, pocos caen en cuenta que sentir amor por lo que hacemos es también la vía para alcanzar mejores ingresos y ganar reconocimiento profesional.
Cuando como empleados encontramos como único motivador el dinero, es muy probable que caigamos rápidamente en la monotonía. Esa monotonía también viene acompañada de frustración y, por ende, nos aleja de la posibilidad del crecimiento profesional. Por otro lado, si caemos en cuenta que nuestro trabajo ocupa nuestra mayor parte del tiempo, no hay dudas que esta inconformidad hará mella en nuestras vidas. Sin percibirlo dedicaremos 5, 15, 20, o muchos años más, a ser infelices.
La fatiga, el estrés y el aburrimiento, castigan más a quienes no se apasionan con su trabajo, Es lógico que los inconformes sientan que viven en una prisión de barrotes invisibles, mientras los apasionados despiertan sus virtudes interiores, se llenan de entusiasmo y sienten plenitud. La magia de hacer las cosas con amor está precisamente en el resultado final. Al poner amor a lo que hacemos el fruto que recibiremos siempre será positivo.
Existe una gran diferencia entre quienes ejercen un trabajo que les apasiona y quienes trabajan solo para satisfacer sus necesidades. De ahí la cruda realidad de que existan personas con trabajos insignificantes que sonreían durante casi todo el día, mientras otras con trabajos privilegiados no paran de quejarse. Basta necesitar de un servicio para darse cuenta de estos dos grupos. De un lado están los que aman, se apasionan y disfrutan lo que hacen, y por otro los que trabajan solo por necesidad, obligación o compromiso.
Son precisamente los del segundo grupo los que sufren y provocan sufrimiento a quienes rodean. Se quejan durante todo el día por sus tareas, critican a sus compañeros o emprenden contra el jefe, y son capaces de arrastrar su mala vibra hacia el consentido primordial de cada negocio: el cliente. La incomodidad que sienten es tanta que en ocasiones son la causa directa del fracaso del éxito de cualquier proyecto.
Haz cada cosa con amor
“Tu trabajo va a llenar gran parte de tu vida, y la única forma para estar verdaderamente satisfecho es hacer lo que crees que es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que haces” – Steve Jobs
Si haces un balance de los mejores resultados de tu vida te darás cuenta de que todos tienen un denominador común: la pasión. Sería imposible poder lograr algo sin pasión. Ya sea en el amor, en los proyectos de vida o en cualquier otro ámbito, obtendremos buenos resultados si le inyectamos pasión.
Para empezar, sería oportuno recordarte que la palabra “profesión” viene del verbo “profesar”, y éste a su vez significa “entregarse a algo por completo”. Entonces nos queda claro que de nuestro lado queda la elección. Podemos vivir en la insatisfacción de un empleo que no nos gusta, o podemos decidir cambiarlo por otro que nos permita entregarnos a plenitud y nos haga sentir que finalmente estamos siendo verdaderamente útiles.
“Cuando la habilidad y el Amor se juntan, se crean obras maestras”- John Ruskin
La acción de inyectar amor a lo que se hace hizo posible que la historia universal contara con figuras prodigiosas como Beethoven, Van Gogh, Agatha Christie, Thomas Edison, Alexander Fleming, Julio Verne y muchas otras, quienes supieron poner y trasmitir la pasión de sus oficios. Dentro del ejercicio de su profesión tuvieron que enfrentar grandes obstáculos, pero todos utilizaron la pasión que sentían como trampolín para superar cada uno de ellos.
Cuando consigues ponerle amor a lo que haces los resultados no se hacen esperar. El flujo de energía que parte de la acción de hacer algo apasionante dará paso a la creatividad, el entusiasmo y la emoción. Aplicar la pasión y el amor a nuestro trabajo permite que las tareas más arduas sean emprendidas con satisfacción.
Trabajar con amor alimenta nuestra autoestima, además de que el mejor antídoto contra el estrés. Cuando conseguimos apasionarnos con lo que hacemos indirectamente transmitimos la misma pasión a quienes nos rodean. Nuestra motivación se hará extensiva a cualquier lugar que vayamos y dentro de cualquier grupo de personas con las que compartamos.
Amarnos a nosotros mismos implica respetarnos y ser respetados. Piensa que no solo se trata de la calidad del servicio que ofreces, la posibilidad de preservar el empleo o cumplir con las exigencias de tu organización. Más que nada se trata de tu satisfacción como persona, y nada te hará más feliz que disfrutar lo que haces a plenitud.
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