
Dar para recibir, una regla básica
Cuando nos ponemos a reflexionar sobre aquellas cosas que queremos y esperamos de la vida, generalmente lo hacemos pensando en todo el beneficio que recibiremos y nunca en lo que debemos entregar para conseguirlo. Sin embargo, sin importar el ámbito, ya sea en el amor, en la amistad, en los negocios y, hasta con nuestra propia familia, siempre es importante dar para luego recibir.
Analiza lo siguiente, cuando entregamos amor siempre somos recompensados con éste, si brindamos amistad somos retribuidos con su grandeza, e incluso, en cuestiones de inversión es necesario primeramente entregar nuestro dinero, para más tarde recibir la recompensa de las ganancias.
Poniendo en práctica la ley de entrega
Es importante entender que en la vida todo es un dar y recibir. Entregar de forma desinteresada fluye como un manantial de energía que, al disiparse, siempre retorna hacia nosotros de manera multiplicada. Es por eso que, de la misma manera que entregamos cariño y lo recibimos a cambio, también podríamos recibir odio, resentimiento o desinterés, en el supuesto caso que lo incluyamos en nuestro paquete exprés.
El secreto de la ley de entrega reside en exceder siempre las expectativas. Es por eso que si eres vendedor intenta entregar un producto gratis a tus clientes, si eres médico preocúpate de forma particular por tus pacientes, si eres tutor esmérate en preparar al máximo a tu aprendiz. Al final, cada acción de dar será recompensada, siempre y cuando lo hagas de manera desinteresada.
¿Por qué razones debes aprender a dar?
A continuación, te explicaré algunas de las razones por las que la práctica de dar es saludable.
1- Sentir el placer de dar
Seguramente ya has probado el placer que se siente cuando damos y ayudamos a los demás de forma desinteresada. Por decirlo de alguna manera, por segundos nos sentimos ¨superhéroes¨ o ¨superheroínas¨. No hay placer más grande que servir a los demás sin importar la medida de la entrega ni la especie de ésta. Decía Gandhi: “La mejor manera de encontrarse uno mismo es perderse sirviendo a los demás”
2- Estimula tu autoestima
Entregar a los demás en un acto generoso que incrementa la buena opinión que tenemos de nosotros mismo. Sentiremos que somos valiosos y especiales, actuando siempre de acuerdo a nuestros principios. Por tanto, incrementa nuestra autoestima y nos hace sentir verdaderamente privilegiados de vivir.
3- Acción en cadena
Cuando ayudamos y prestamos servicios a los demás, estamos incentivando el acto de dar en las demás personas. Quienes reciban de ti no solo apreciarán tu aptitud, sino que la incorporarán a su dieta de hábitos. Si quieres provocar un efecto dominó de buenas acciones empieza haciendo una.
4- La vida nos recompensará
Pues sí, ser desprendidos y entregar sin esperar nada a cambio tendrá su recompensa. Pero no se trata de un trueque, ni un pacto de intercambio. Es algo que ocurre de forma natural, sin forzarlo, y que también nos llena de satisfacción.
Dar para recibir, de Bob Burg y John David Mann
Un libro que nos habla del poder de la entrega es sin dudas Dar para recibir. Dentro de éste material sus autores Bob Burg y John David Mann, narran la historia de un hombre ambicioso que está dispuesto a conquistar el éxito a cualquier precio. En su afán por conseguir su objetivo busca un mentor, y éste decide presentarle a varias personas que se preocupan por entregar siempre a los demás, y al final son bien recompensados.
Las cinco grandes enseñanzas que los autores ofrecen en su obra son:
• La Ley del Valor
“Tu verdadero valor se define por cuánto mayor es el valor que ofreces respecto al beneficio que obtienes”
Bob Burg y John David Mann plantean que el valor de alguien se define partiendo de cuán grande sea el valor que entrega con respecto al beneficio que espera. Es decir, cuando damos sin pensar en recibir nada, y somos recompensados, se siente en demasía simplemente porque no esperamos nada.
Aunque parezca increíble la Ley del Valor es real. Partamos de la idea de que vivimos en una sociedad que está sedienta de actos de buena voluntad. Un gesto desprendido y desinteresado desencadenará una ola de buenos gestos a continuación.
• La ley de la compensación
“Tus ingresos están determinados por el número de personas a las que sirves y por la calidad del servicio que les prestas.”
La Ley de la Compensación trata de mostrarnos que nuestros ingresos están directamente relacionados al número de personas a las que servimos, y a la calidad que le impregnamos a los servicios que les ofrecemos. Por tanto, debemos lograr que nuestros productos, servicios o acciones, beneficien al mayor número de personas.
No es suficiente con tener la intención de servir a los demás, sino que además es importante insistir en mejorar cada vez más la calidad de nuestras acciones y a la par poder satisfacer los requerimientos del mayor número de necesitados.
• La ley de la influencia
“Tu influencia está determinada por la medida en que antepones los intereses de los demás a los tuyos”
Como bien menciona la ley, la dimensión de nuestra influencia está ligada al gesto de velar por las necesidades de otros antes que de las nuestras. Podemos destacar más si ponemos el egoísmo a un lado y dejamos de pensar solamente en nuestros intereses.
Cuando anteponemos las necesidades de otros de manera indirecta trabajamos en resolver las nuestras. En simples palabras, tómese el tiempo de investigar qué quieren los demás con la confianza de que, cuando lo ayude a conseguirlo, usted también obtendrá lo que busca.
• La ley de la autenticidad
“Lo más valioso que puedes darle a los demás es a ti mismo”
Existe un recurso valiosísimo que pocos se niegan a utilizar: la autenticidad. Ser auténtico es una estrategia infalible a la hora de llegar al corazón de alguien. Si intentamos ser alguien que no somos, y representamos un falso papel de lo que es nuestra vida, hay pocas posibilidades de llegar a las personas. Entrégate tal y como eres, para conectar con los demás es preciso ofrecer tu versión original.
• Ley de la Receptividad
“La clave para dar eficazmente es estar abiertos a recibir”
Que estemos dispuestos a recibir es tan importante como prepararnos para entregar. Es imposible practicar el dar de forma eficaz sin aceptar lo que como premio nos entrega la vida. Si rechazas aquello que se te regresa como resultado de tu buena obra romperás el flujo. Aprender a dar y aprender a recibir es tan indispensable como lo es inhalar y exhalar al respirar.
En resumen, es importante analizar aquello que entregamos a la vida, porque más tarde o más temprano terminará retornando hacia nosotros. La ley de dar para recibir no falla, y muchas personas hoy se benefician de ella. No hay gesto más sano que dar, ofrecer o ayudar a otros, para que así ellos también aprendan a entregar a los demás.
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