
El poder de la autodisciplina
Si trabajas, estudias o realizas cualquier actividad supervisada, debes cumplir con determina disciplina. Estas pueden ser: cumplir con un horario dado, usar determinado estilo de ropa, realizar determinado deber en tiempo, en fin, debes respetar determinadas reglas que, en caso de incumplirlas, tendría determina consecuencia.
La autodisciplina trabaja de forma parecida, posee un código de reglas que también debemos cumplir. Funciona como el motor impulsor para alcanzar determinado objetivo, sin importar cuan cansados estemos o cuántos obstáculos debamos superar. Es la estrategia de funcionar como jefe y subordinado a la vez, sin fallar en ninguno de los dos roles.
¿Para qué sirve la autodisciplina?
Si vas a la conquista de un objetivo, el primer instinto de tu cerebro será observar la gran cantidad de obstáculos que necesitas superar. De inmediato vendrán a tu mente todos los esfuerzos que te serán exigidos. Por ejemplo, para bajar de peso es necesario pasar por difíciles dietas y duros entrenamientos, cursar una carrera exige el estudio intensivo y la renuncia de buena parte del tiempo de ocio, y hasta montar un negocio demanda el ahorro esforzado y la renuncia de muchos placeres.
Pues bien, es a través de la autodisciplina que conseguimos transformar cada obstáculo en un escalón que debemos superar para llegar. Su papel es no dejarnos desfallecer en el intento, para finalmente conquistar la meta anhelada. Reprogramarnos con el firme propósito de que somos capaces de alcanzar todo lo que deseamos.
Desarrollando nuestra autodisciplina
Aunque el subtítulo anterior te parezca confuso, sí es posible desarrollar la autodisciplina. Piensa en ella como otro músculo de tu cuerpo que es necesario ejercitar, y que mientras más lo ejercites, más grande y fuerte se hará. Solo es cosa de utilizar las técnicas correctas, para evitar que éste se lesione como pudiera pasar con el resto de los músculos.
Pasos para desarrollar tu autodisciplina
1- Selecciona tu objetivo
Tu autodisciplina la puedes ejercitar en cualquier aspecto de tu vida. La cuestión está en saber seleccionar el objetivo y enfocarte hacia este. ¿Has pensado en lo que deseas?
No importa cuál sea tu meta, ya sea cambiar de trabajo, emprender un negocio o conquistar un nuevo amor. Divídela en partes o etapas, como si se tratase de los niveles que debes superar de un juego.
2- Establece tu motivación
Una vez selecciones tu objetivo debes centrarte en las motivaciones que te mueven en su dirección. Por ejemplo, si tu meta es bajar de peso debes establecer claramente cuáles son los motivos que te impulsan: el cuidado de tu salud, tu apariencia personal, etc.
Con tu motivación identificada, ya contarás con la gasolina que mantendrá encendido tu motor. Será ésta una herramienta fundamental para tu autodisciplina.
3- Identifica los obstáculos
Llegó el momento de crear la lista de los obstáculos o dificultades que necesitas superar. Y para cada uno de ellos debes diseñar la estrategia que pretendes utilizar para superarlo.
Por ejemplo, Carlos quiere bajar de peso. En este caso los obstáculos más grandes de Carlos serán mantener la dieta y no dejar de asistir al gimnasio. Entonces deberá crear algunas estrategias para lograr superar ambos.
4- Controla tu progreso
Según vayas desarrollando tu autodisciplina, será necesario que vayas precisando los avances conseguidos. Podrás notar que tan serio te has tomado tu objetivo y cuánto progreso estás teniendo en tu tarea. Si existiera dificultad, has los ajustes necesarios y sigue hacia adelante.
La autodisciplina es un poder singular. La herramienta necesaria para lograr nuestras metas por encima de todos los obstáculos y todas las adversidades. ¿Qué esperas para empezar a ejercitarla?
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