
Tips y razones para planificar nuestro día
Sin importar nuestro poder adquisitivo o estatus social, todos poseemos un valioso recurso: El tiempo. Diariamente podemos disponer de 24 horas. Las suficientes para realizar nuestros quehaceres, tener algo de ocio y descansar de la jornada. Pero… ¿Por qué no todos conseguimos aprovecharlas al máximo?
Ser eficientes implica aprender a administrar nuestro tiempo. Y por eso, una manera efectiva de conseguirlo es planificando nuestro día. Si trazamos metas diarias trabajaremos de manera enfocada y rápida. Todo lo contrario de lo que ocurriría si dejamos nuestro día a la deriva y esperamos que todo ocurra al azar.
¿Por qué debemos planificar nuestro día?
Planificar nuestro día tiene inmensos beneficios. No solo podrás beneficiarte productivamente, sino que a la vez te beneficiarás a nivel personal.
- Aprenderás a aprovechar al máximo las horas del día y a tomar verdadero control de tu tiempo. Será más sencillo llevar un registro de lo que debes hacer y lo que has realizado.
- Si planificas tu día será muy difícil que olvides alguna tarea. Por tanto, no tendrás que correr a última hora por los reveses de la mala memoria.
- Tener el control de tu día hará posible que cuentes con más tiempo libre. Si haces una planificación balanceada será posible que dispongas de más tiempo para ti.
- Proyectar cada uno de tus días te permitirá alcanzar tus objetivos de una manera ágil. Te evitará distracciones y te obligará a ser mucho más productivo.
- Cuando tienes todo bajo control no hay motivos para sufrir de estrés. Gozarás de una calidad de vida superior y te sentirás mucho mejor de manera personal.
Tips para planificar tu día
A la hora de planificar tu jornada es necesario que tengas en cuenta algunos tips que te serán de mucha ayuda.
1. El día de mañana empieza hoy
Nunca dejes la planificación del día de mañana para mañana. Lo ideal es que concluyendo la jornada la última tarea sea planificar tu día siguiente. Así podrás hacer un balance de lo alcanzado y, a la vez, podrás reprogramar los objetivos pendientes. Otra variante sería programar toda tu semana de una vez. Sin descartar que tu planificación pudiera ser afectada posteriormente debido a tareas que quedaron pendientes.
2. Planifica según prioridades
En la planificación de tu día es preciso que des prioridad a las metas más apremiantes. De esa manera garantizarás que aquellas tareas más importantes sean realizadas con preferencia, por encima de las menos significativas. Así, si tu día fuera interrumpido por algún acontecimiento inesperado habrás avanzado en las tareas más importantes.
3. No hagas una lista de tarea, mejor traza un horario
Aunque una lista de quehaceres es más fácil de visualizar, no es suficiente. También debes asignar tiempo para cada tarea. Por lo que en una agenda física (o digital) deberías plasmar el horario asignado a cada faena. Una vez que tengas definido el horario de cada actividad, tu lista de tareas dejará de ser una simple “lista de deseos”.
4. Agrupa tareas similares
Agrupa en un mismo bloque todas las tareas similares que exijan el mismo nivel de concentración. Por ejemplo, si debes redactar varios informes siempre será más productivo que te centres en el desarrollo de uno tras otro, en lugar de organizar su realización de manera dispersa. Al hacerlo, verás que conforme vayas avanzando irá aumentando tu rapidez y agilidad.
5. Prémiate por los resultados
Al final de cada jornada pregúntate: ¿He vencido todos mis objetivos de hoy? Si así fuera, sería estimulante que te premiaras por los logros conseguidos. Sean grandes o pequeñas, cada meta vencida es un importante paso al siguiente nivel. Ya verás que auto-estimularte, por más insignificante que parezca, reforzará tu autoestima.
En fin, un día bien planificado es un día bien aprovechado. Y aunque trazar el plan al inicio te parecerá inútil, cada día los resultados serán mejores. Es tu decisión hacer de ello un hábito y conseguir que tu jornada sea verdaderamente provechosa. ¿Te animas a comenzar desde hoy?
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